¿Qué paso con la vida familiar en confinamiento?

Aunque el confinamiento cada vez se hace menos extenso, si es cierto que hoy vivimos los efectos de los largos meses que vivimos “encerrados” en casa. La familia es un sistema, que se ve afectado si a una de sus partes le ocurre algo, es decir que lo que le pase a un integrante de la familia, impactara a los demás.

En este sentido la funcionalidad de esta, no solo devendrá por la ausencia de conflictos, sino de la forma en cómo se posiciona. Teniendo en cuenta esto, es importante mencionar que la familia como sistema, es una institución conectada a lo social, todo lo que ocurra alrededor de esta, en términos sociales la impactará, sin embargo, en cada miembro habrá distintas maneras de afectación.

Hablando de confinamiento y como esta se ve permeada por esta situación, hemos evidenciado como varias parejas se separaron, varios padres entraron en conflicto con sus hijos, varios hijos manifestaron malestar emocional… el impacto recae sobre la forma en como las familias se ha organizado frente a la tensión existente anterior al evento de confinamiento, pues la aparente calma antes de la llegada del virus, se sorteaba con las diferentes labores, roles y actividades que desarrollábamos en nuestra cotidiana, que nos permitía salir del entorno familiar y disipar la tensión familiar.

Sin embargo, la devuelta a casa, el encierro, el aislamiento, hace inevitable no encontrarse con este de frente y verse como un insoportable difícil de tolerar. Se reavivaron quizá conflictos pasados que fueron evadidos, se minimizo la actividad diaria, estas con más personas, se perdió la intimidad, el trabajo se trasladó a la casa, etc. Situaciones que inevitablemente hacen reencontrarse con ese malestar psíquico que despierta el conflicto.

El confinamiento entonces es en principio un enemigo, pero también una oportunidad para hacerle frente a aquella tensión con la que no se había trabajado, hacer algo con ella, para finalidades no ideales sino tranquilizantes y sanas para cada uno.

Karen Lizeth Cortés Garzón.

Especialista en psicología clínica con orientación psicoanalítica.

UNAME, UNIDAD DE APOYO EMOCIONAL Y ESPIRITUAL.